¿Qué es el Estrés?
De manera un poco general podríamos decir que el estrés es una respuesta de nuestro organismo que nos prepara a la acción y que surge cuando algún tipo de presión emocional, física o mental tiene lugar. Pero existen multitud de definiciones, probablemente por el interés que el estrés ha despertado en las últimas décadas.
En realidad se trata de una respuesta beneficiosa, nos activa para que podamos responder de manera eficiente en una situación que requiere un esfuerzo extra. Una vez la situación que provoca el estrés pasa o se resuelve, la activación también desaparece y volvemos a nuestro estado inicial.
Pero la razón por la que el estrés es tan estudiado es porque es un factor de riesgo importante para nuestra salud física y psicológica; puede precipitar el inicio de un problema o trastorno, agravar y prolongar el curso de alguna enfermedad, producir malestar físico y psíquico, etc. Además, juega un papel importante en enfermedades crónicas (como las alergias o las úlceras) y graves (como las cardiovasculares y el cáncer), conductas poco saludables (consumo de alcohol, tabaco, alimentación poco saludable, etc.), problemas psicosomáticos y emocionales (dolores musculares, gastrointestinales, ansiedad, depresión, etc.), y se conoce de sobra su efecto en el deterioro de la calidad de vida, por influir en nuestra vida laboral, social y familiar.
Desafortunadamente tenemos un estilo de vida que podríamos considerar de “estrés crónico”, las demandas a las que estamos sujetos nos requieren estar continuamente alerta, viviendo situaciones que nos alteran y que nuestro cuerpo interpreta como amenazas (sobrecarga o inestabilidad laboral, conciliación familiar, presiones sociales, económicas, competitividad, etc.). Una respuesta biológicamente diseñada para responder en situaciones puntuales es perjudicial si se mantiene permanentemente, ya que además de ser agotador, también produce daños funcionales y estructurales en nuestro cuerpo.
¿En qué Consiste la Respuesta de Estrés?
La reacción física al estrés es involuntaria y consiste en 1) la activación del sistema nervioso simpático que nos prepara para la acción a nivel fisiológico (segregamos hormonas que potencian la liberación de energía, la disminución del dolor, el consumo de oxígeno en el metabolismo, aceleran la respiración, el ritmo cardíaco, etc.), a nivel cognitivo (focalizamos la atención, estamos alerta y vigilantes), a nivel emocional (sentimos enfado, miedo, etc.) y de conducta (acciones rápidas, etc.) y 2) la desactivación del sistema nervioso parasimpático, ya que este es encargado de generar un estado de reposo y relajación para ahorrar energía. (que entre otros, deprime el sistema inmunológico y reproductor, y disminuye el deseo sexual).
El efecto a largo plazo de las hormonas segregadas cuando nos preparamos para la acción y que potencian la liberación de energía (catecolaminas, cortisol, etc.) provoca daños significativos en el organismo, mientras que la inhibición de otras hormonas relacionadas con el sistema nervioso parasimpático (como las hormonas sexuales o la insulina) evitan que el cuerpo tenga la capacidad de restaurarse, deprimen el sistema inmunológico y reproductor, además de reducir el deseo sexual entre otros.
¿Cuándo es Dañino el Estrés?
Cuando el estrés es puntual, podemos entender que esta activación es adecuada, sin embargo, si el estrés se mantiene, los efectos son dañinos para nuestra salud.
Es común que estemos tan acostumbrados a soportar niveles elevados de estrés que no seamos ni conscientes de ello, incluso si presentamos ciertos síntomas, es posible que no sepamos que es el estrés lo que los provoca. Algunas de las señales que nos indican que la respuesta crónica de estrés nos está afectando son los siguientes:
- Dolores musculares (espalda, cuello, hombros, etc.)
- Problemas intestinales
- Dolores de cabeza
- Rigidez en la mandíbula, bruxismo
- Malestar o dolor estomacal
- Cansancio, falta de energía
- Envejecimiento prematuro
- Problemas de concentración
- Mala memoria
- Falta de deseo u otros problemas sexuales
- Insomnio o hipersomnio (exceso de sueño)
- Pérdida o aumento de peso
- Uso de alcohol o sustancias
- Problemas de salud mental como ansiedad y depresión
¿Cómo ha de Afrontarse el Estrés?
Para poder paliar el estrés no solamente es necesario evaluar de manera correcta cuales son las situaciones que lo originan, sino que también hay que conocer a la persona que está sometida a este estrés, estudiar sus circunstancias y el apoyo con el que cuenta. Esto trazará la ruta más adecuada para poder resolverlo de forma saludable, evitando estrategias que puedan resultar dañinas y encontrando recursos adecuados. En la gestión del estrés será necesario, además instaurar conductas de autocuidado y técnicas de relajación, modificar ciertas creencias y reestructurar algunos pensamientos que tenemos sobre nuestro ritmo de vida.
Referencias
Sandín, B. (2008). Estrés psicosocial. Conceptos y consecuencias clínicas. 2ªEd. Editorial Klinik.
Torrades, S. (2007). Estrés y burn out: definición y prevención. Offarm: farmacia y sociedad, 26(10), 104-107.
