¿Qué es la Ansiedad?
La mayoría de las personas experimentamos estrés y ansiedad. En general, el estrés es una respuesta a una situación que identificamos y reconocemos con claridad, como un conflicto familiar o alguna dificultad en el trabajo, y suele desaparecer o disminuir cuando la situación se resuelve. Pero la ansiedad, al contrario que el estrés, tiene un origen menos definido y además, puede persistir.
La ansiedad es la emoción que acompaña a las preocupaciones o el miedo que aparecen cuando no sabemos qué va a pasar, es decir, cuando tenemos incertidumbre y anticipamos posibles problemas o catástrofes. Es un estado emocional de tensión, nerviosismo y preocupación, y en el que sufrimos cambios físicos asociados a la activación fisiológica (como el aumento del ritmo cardíaco, de la presión sanguínea, sudoración, etc.).
Pero es importante entender que la ansiedad es una respuesta común y beneficiosa: se activa ante una amenaza (o posible amenaza) y nos indica que necesitamos poner en marcha un mecanismo de autoprotección para garantizar nuestra seguridad. Tener ansiedad ante ciertas situaciones es parte de nuestra supervivencia; pensemos en la energía que nos proporciona tener cierta ansiedad ante un examen o una entrevista, en una presentación o incluso cuando volvemos a ver a alguien que nos atrae: si el nivel de ansiedad es el adecuado, nos ayudará a concentrarnos mejor, esforzarnos más y ser más eficientes.
¿Cuándo nos Perjudica la Ansiedad?
Ya sabemos que a veces la ansiedad puede llegar a ser dañina. Uno de los primeros síntomas que nos lo indican suele ser la sensación de «no poder más», de estar desbordados o de no dar más de nosotros mismos. Cuando nos sentimos así, la ansiedad aumenta, porque empezamos a pensar que no podemos y que algo malo va a suceder, y miramos al futuro con miedo y preocupación. Lejos de acabar aquí, esto hace que las sensaciones de ansiedad sean aún más intensas y así comienza un círculo vicioso del que es difícil escapar: cuanta más preocupación, más ansiedad y cuanta más ansiedad, más preocupación.
A veces podemos sentir que muchas de las cosas que antes considerábamos cotidianas, nos provocan ansiedad de manera desproporcionada, como si nos ahogáramos constantemente y todo fuera «la gota que colma el vaso». En ocasiones, la ansiedad se llega a reflejar en nuestro cuerpo a través de problemas digestivos o dolores, tensión, dificultades en las relaciones sexuales, etc. Además, los síntomas no llegan a desaparecer o empeoran con el tiempo, pudiendo ser tan persistentes o de tal intensidad que hasta impiden o limitan nuestras actividades diarias, tanto de manera profesional y académica, como personal.
¿Cuáles son los Síntomas más Frecuentes?
Los síntomas más comunes relacionados con la ansiedad son los siguientes:
- Inquietud y sensación de estar «al límite»
- Sentimientos incontrolables de preocupación
- Pensamientos intrusivos (pensamientos espontáneos e involuntarios que apetecen súbitamente y desvían la atención)
- Aumento de la irritabilidad
- Falta de concentración
- Dificultades para dormir
- Sensación de ahogo
- Angustia
- Evitación de ciertas actividades
Aunque todos hemos podido experimentar estos síntomas de manera puntual, algunas personas los viven de forma continua o extrema. De hecho, no son pocas, ya que los trastornos de ansiedad son unos de los más frecuentes en la población.
¿Cuáles son las Causas?
A pesar de que las causas todavía no son completamente conocidas, se sabe que existen factores genéticos, ambientales, físicos y psicológicos que interactúan y que son responsables de estas condiciones: aunque en muchas ocasiones el estrés puede desencadenar un trastorno de ansiedad, su origen es mucho más complejo.
¿En qué Consiste el Tratamiento?
El tratamiento para los problemas de ansiedad se basa en un diagnóstico y evaluación correctos, que ayuden a determinar la naturaleza y características de la ansiedad, de la persona que la sufre y de la situación en que se encuentra. Es entonces cuando el psicólogo de acuerdo y junto al cliente define cómo irá el tratamiento, con el objetivo de poder identificar y afrontar las situaciones conflictivas y conseguir que la ansiedad disminuya. Los cambios ayudarán a que la persona se conozca mejor y desarrolle más seguridad y confianza en sí mismo, además de comprobar que es capaz de enfrentarse a las situaciones que le generan ansiedad de manera eficaz y con las herramientas adecuadas en cada momento.
Referencias
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